lunes, 1 de abril de 2019

Entrevista a Ileana Matamoros, una espectadora involucrada de ROSITA


Rosita (Ileana Matamoros, 2018) describe la búsqueda de una sobrina sobre el pasado de una tía fallecida muchos antes de su nacimiento. Ambas comparten el mismo nombre. La fascinación en torno a su tía muerta se acrecienta con la presencia de un discurso mecanografiado, una grabación en disco de carbono del mismo y una película súper ocho; todos ellos registros sobre la graduación de bachiller de Rosita. Poco tiempo después la tía de Ileana fallecería, a consecuencia de un cáncer, antes de los 20 años de edad. En su documental Ileana busca las historias ocultas de su tía así como esos rasgos que la acerquen a ese personaje que de alguna manera marcó su vida. Esta entrevista se realizó en mayo de 2018.

Tu documental parte de un material de archivo, una película súper 8. Como estudiantes de cine de la Universidad de las Artes hemos tenido una mediación académica, una experiencia aúlica precede este ejercicio. ¿Antes de esto, habías tenido la idea de hacer algo con ese material, con esa película casera?
Claro, la idea de hacer esta película surge de la clase Investigación en cine de Andrés Dávila, en la que abordamos las posibilidades del ensayo documental, del ensayo cinematográfico y el cine documental. Algunas de esas posibilidades eran el uso del archivo, el found footage y los archivos familiares. Además, como había que hacer un trabajo para fin de semestre, fue también como un instinto de supervivencia. Me pregunté: “¿Qué hago?” Frente a eso -cuando te ponen una consigna eso es lo rico, el ver para dónde corres- me dije: “Bien, yo sé qué voy a hacer. Tengo el archivo de mi familia, además tengo unas películas súper ocho.” Ese primer ejercicio, que algunos lo conocieron porque lo proyectamos en clase -lo proyectaron en una Semana Cero también-, se hizo sólo desde el punto de vista de la imagen, de la película súper ocho, y había voces mías que analizaban ese material de archivo.