Muere en mí esta
ciudad
que en ti nace cada
día
En las calles
donde tus ojos inauguran la luz,
mis anquilosadas
sombras recogen sus pasos
Se apaga mi canto
en rostros
suspendidos sobre el asfalto,
mientras tu risa
colorea edificaciones
que ignoran la
grafías
abandonadas ante
escaparates y ventanas
y también bajo el
cielo
Y esto que nos
baña,
que para ti es la
primera lluvia de enero,
son rumores que
rompen solitarios cántaros
al pie del abismo
Dale a Guayaquil
tu voz
y en tus versos,
nuevos signos que la salven.
(2023-2024)